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Día Nacional de la Sanidad, apuntes para repensar el efecto de las pandemias en la salud pública

Por el doctor Ricardo Alberto Chercover.

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En la actual coyuntura sanitaria global, el concepto de “salud pública” toma dimensiones inimaginables. Resulta fundamental para comprender la trascendencia de las medidas que las diferentes autoridades gubernamentales han tomado en los países afectados, de forma consensuada y coordinando esfuerzos. Muchos de ellos a través de la actuación de la OMS, entidad global rectora en temas de salud.

Concepto “salud pública”

Es impensable lograr un eficaz resultado en la lucha para superar una pandemia global sin el esfuerzo mancomunado de las diversas autoridades sanitarias. Estas deben construir un escenario posible de sobrellevar para la población. Deberían tenerse en cuenta los planos específicos de la salud y también los laborales, educacionales, económicos y sociales. Sería imposible dar batalla contra tan grave y expandida enfermedad si cada quien tuviera que hacerse cargo en forma personal de “su lucha” contra la pandemia.

Para comenzar, debemos decir que, actualmente, el concepto “salud pública” no solo involucra parámetros relacionados con las ciencias de la salud (como lo son la medicina, la psicología, la odontología, la enfermería, la kinesiología, etcétera). Se abarca una idea mucho más amplia dentro de la cual debe considerarse la cultura social. Esto es, los hábitos de la población, el tratamiento de los residuos, la provisión de agua potable y las condiciones habitacionales, entre otras cosas.

Factores que inciden en la diseminación de enfermedades

Existen factores que inciden de forma directa y muy intensa en la diseminación de enfermedades y en la dificultad de su erradicación. En las postrimerías del siglo XIX, con el advenimiento de la denominada “era Industrial” se producen, básicamente, dos fenómenos:

  • La industria requiere gran cantidad de trabajadores. Estos migran de su hábitat rural a las ciudades y las convierten en grandes conglomerados de gente. Al mismo tiempo, las condiciones laborales son insalubres y extremas.
  • Los conglomerados urbanos multiplicaron el número de habitantes y la infraestructura de sostén no acompañó ese acelerado aumento de la población. Esto produjo que se sumaran, a los grandes hacinamientos de gente, la escasez de agua potable y el aumento de los deshechos. Siendo todos factores que facilitan la transmisión de las enfermedades.

En el siglo XX, con el progreso de las comunicaciones, que involucra no solo conectividad sino también el traslado rápido de personas y mercancías (progreso de los transportes) el contagio a grandes distancias y masas poblacionales se incrementa.

Haciendo un resumen de las pandemias en el devenir de la humanidad podemos decir que hubo 6 que dejaron una marca indeleble en la historia universal. Hacemos la salvedad de que, por características propias de cada época, consideramos indiferentemente los términos pandemia y epidemia en ciertos casos. Aunque académicamente tengan definiciones bien determinadas.

Epidemia

Una epidemia es la rápida propagación de una enfermedad contagiosa en una población determinada. Afecta simultáneamente a un gran número de individuos durante un determinado período de tiempo. Una epidemia puede colapsar un sistema de salud si su propagación es descontrolada. Cada enfermedad epidémica requiere de una actuación específica en los ámbitos de prevención y tratamiento.

Algunas de estas enfermedades más habituales son el cólera, el ébola, la malaria, la meningitis y el sarampión. Todas se desarrollan en forma iterativa en países subdesarrollados. Este hecho prueba de modo indubitable que la pobreza permite que las enfermedades se manifiesten una y otra vez en las mismas regiones geográficas. Afectando además, así, a los mismos grupos sociales siempre.

Historia de las peores pandemias

A lo largo de la historia hubo múltiples enfermedades que han puesto en riesgo al conjunto de la humanidad [1] por su expansión acelerada y la extensa geografía que afectaron. Debido a este motivo les ha valido el nombre de “pandemias”. La incidencia y mortalidad de esas pandemias ha variado enormemente

La actual pandemia de COVID-19 no es la que más óbitos ha causado. Pero es descrita con frecuencia como una crisis global sin precedentes en la historia de la humanidad.

Mencionaré las pandemias más importantes acreditadas en los registros históricos. Las ordenaré según la estimación del número de víctimas fatales que cada una de ellas ha producido. Esto, ya que muchas de las peores epidemias/pandemias son de épocas en las que llevar un recuento de fallecidos con método estadístico exacto era imposible.

Peste bubónica o negra:

Es considerada la pandemia más mortal de la historia. Se desarrolló en casi toda Europa, el este y sur de Asia y el norte de África, abarcando prácticamente la totalidad del mundo conocido en ese período de la historia. Por lo cual se la considera una pandemia. Se estima que produjo 200 millones de óbitos. Ocurrió durante el siglo XIV, alcanzando su pico máximo entre los años 1345 y 1350.

La “peste negra” fue causada por una bacteria, la Yersinia pestis. Esta es transmitida a través de las pulgas de las ratas. Le quitó la vida a un tercio de la población de Europa.

Entre sus principales características podemos destacar que su nombre lo recibió a partir del aspecto de las ampollas hemorrágicas que producía en la piel, las cuales se oscurecían dando una apariencia de necrosis. La enfermedad se puede presentar de 3 formas clínicas: peste bubónica, peste neumónica y septicemia.

La bacteria causante de la enfermedad (Yersinia pestis), fue descubierta y tipificada en 1894, más de cinco siglos después de haber producido la epidemia. Su rápido desarrollo se debió a una combinación de factores: las escasas medidas higiénicas en la población y la falta de organización sanitaria.

Además, se sumaron largas e intensas sequías que, a su vez, trajeron crisis económicas y hambruna, debilitando a gran parte de la población. Al tomarse medidas, como la mejoría en la alimentación y las condiciones higiénicas de las poblaciones afectadas, la pandemia comenzó a disminuir su intensidad.

El profundo impacto de esta epidemia fue lo que favoreció el nacimiento de medidas extremas de control de infecciones, que muchas veces condenaban al destierro o incluso a la muerte a los infectados. Pero, sobre todo, la peste negra impulsó una innovación clave: la cuarentena, que aparecería en 1377 en otra ciudad del Mediterráneo: Ragusa, la actual Dubrovnik. Se la consideró extinguida para fines del siglo XIV, aunque sus efectos y brotes perduraron muchos años más.

Viruela:

La viruela es una infección virósica causada por el variola. Este virus pertenece al género de los Orthopoxvirus. Sse calcula que en sucesivas olas epidémicas produjo unos 56 millones de óbitos. Los primeros registros en relación a este virus refieren que comenzó a afectar a las poblaciones humanas en el antiguo Egipto e India hace ya 3.000 años.

Aunque las cifras de fallecidos están lejos de las de la peste negra, la viruela fue una enfermedad infecciosa que asoló a la humanidad durante siglos. Conocida desde la época de los romanos, causaba una enorme mortalidad y no existía ningún tipo de tratamiento general contra sus síntomas. Estos incluían unas erupciones muy dolorosas en la piel, pústulas y fiebre. Además, la viruela afectaba sobre todo a niños y recién nacidos, siendo durante mucho tiempo uno de las principales causantes de mortalidad infantil.

La enfermedad se propagó, a lo largo de la historia, a través de brotes periódicos. En Europa, durante el siglo XVIII, se estima que unas 400.000 personas morían cada año por viruela. Un tercio de los supervivientes desarrollaba ceguera.

El investigador británico Edward Jenner creó, en 1796, la primera vacuna. El nombre se deriva del ganado del que se extrajo la cepa que permitía inmunizar al ser humano contra este virus. A pesar de ello, la viruela continuó siendo un problema importante en el siglo XX. Fundamentalmente, lo fue en los países en vías de desarrollo. Hasta que en la década de los 80 se realizaron las campañas de vacunación mundial impulsadas por la ONU. Estas la llevaron a su erradicación. La viruela fue la primera epidemia que sufrió el continente americano. La enfermedad fue un factor decisivo para concretar la conquista.

Gripe española:

Esta enfermedad, que supuso la última gran pandemia a la que se ha enfrentado la humanidad de manera colectiva hasta la llegada del COVID-19, produjo entre 40 y 50 millones de muertes. Se originó con toda probabilidad en los campamentos militares estadounidenses durante la I Guerra Mundial. Sin embargo, el primer sitio donde de verdad se reportó la terrible incidencia de la pandemia fue en España (que no combatía en el conflicto mundial). Por lo que el sobrenombre de “española” se impuso como su denominación.

El mundo estaba en guerra, por lo que muchos países decidieron censurar las noticias sobre la gripe. Y esconder que buena parte de sus soldados estaban muriendo por culpa de la enfermedad.

En España, país que se mantuvo neutral y no participó en la Gran Guerra, los diarios realizaron un seguimiento periodístico de la enfermedad. Aunque la enfermedad no se originó allí, acabaron bautizando la enfermedad como “gripe española”.

Fue la primera pandemia de la que se tienen no solo documentos escritos, sino también fotografías que nos permiten ver cómo afectó al mundo.

En un primer momento, el virus se consideró una simple gripe. Las autoridades no tomaron medida alguna para frenar su expansión. La infección se contagió dentro de los ejércitos con facilidad. Y como los soldados enfermos eran enviados a su lugar de origen por no estar en condiciones de combatir, la epidemia cruzó rápidamente el Océano Atlántico.

Por otro lado, la destrucción de la poca infraestructura sanitaria producto de la guerra en Europa y la falta de recursos materiales y económicos para hacer frente a la enfermedad en todos los países beligerantes, facilitó su diseminación. Por ello, se la considera una de las peores pandemias de la historia. A diferencia de otras epidemias que afectaban principalmente a niños y ancianos, este virus también afectó a un gran número de adultos sanos de entre 20 y 40 años.

Al no conocerse un tratamiento específico, se tomaron medidas sanitarias de índole general para mejorar la situación. Se empezaron a desinfectar espacios públicos como teatros, fábricas y medios de transporte público. Se recomendó el cierre de universidades y escuelas y el uso de mascarillas para todos los empleados que trabajaban en atención al público.

La noxa que produjo la pandemia fue el virus de la gripe tipo A, subtipo H1N1 que, a diferencia de las gripes conocidas hasta el momento y como mencionamos anteriormente, no afectaba particularmente a niños y ancianos, sino también a jóvenes y adultos con buena salud. Los síntomas propios de esta enfermedad eran hipertermia elevada, otalgia, astenia, diarreas y vómitos.

La mayoría de los enfermos que fallecieron lo hicieron debido a una complicación respiratoria, la neumonía bacteriana secundaria. Esta infección fue producto de la carencia de medicamentos disponibles a causa de la guerra. Sin embargo, en el verano de 1920 el virus desapareció tal y como había llegado. Esto fue gracias, en gran medida, al desarrollo de la inmunidad de rebaño.

Plaga de Justiniano:

Entre los años 541 y 549 de nuestra era, en el Imperio Romano de Oriente, surgió una enfermedad que provocó la muerte de entre 30 y 50 millones de personas. Es decir, entre el 13% y el 26% de la población estimada en el siglo VI. Se cree que la plaga de Justiniano, una enfermedad desconocida que causaba alta fiebre y manchas pestilentes en todo el cuerpo, fue una noxa que siglos más tarde asolaría nuevamente a Europa, Asia, África. Esa vez con el nombre de peste bubónica

La pandemia se repetía periódicamente en torno a los puertos del Mediterráneo hasta aproximadamente el año 750, causando un gran impacto en toda Europa. Se cree que la causa, aunque también es discutida por la falta de datos concretos, fue también las pulgas de las ratas. Ellas transmitían el bacilo de Yersinia pestis, que luego infectaba a los humanos.

HIV/SIDA: 

El VIH/SIDA, que es la única pandemia de esta lista que, junto con el COVID-19 sigue en forma activa. Ha producido entre 25 y 35 millones de óbitos desde su aparición en los años 80. En la actualidad, su tasa de mortandad se ha reducido mucho debido al descubrimiento de diversos tratamientos que permiten, prácticamente, hacer vida normal a los enfermos.

Si bien su origen exacto se desconoce, el consenso científico opina que es muy probable que este virus saltara desde los chimpancés a los humanos en África. El proceso se conoce como zoonosis. El aparente caso 1 está documentado en el año 1983.

El alto costo de los medicamentos específicos hace que el SIDA siga siendo una pandemia con consecuencias muy graves en los países en vías de desarrollo: en 2018, solamente en África, casi medio millón de personas murieron por su causa. La tríada que ha logrado prolongar la duración de la vida y mejorar la calidad de la misma de los pacientes infectados es: prevención, diagnóstico y tratamiento del HIV (con acceso constante a los antirretrovirales).

COVID-19:

A pesar de que aún no conocemos su repercusión final ya que el virus continúa en plena expansión, la pandemia actual por COVID-19 está muy lejos de ser, por ahora, la más mortífera que ha enfrentado la humanidad en su historia.

Tampoco, como hemos visto, es la primera pandemia global que se ha padecido. Aunque es cierto que, tal vez, sea la que con mayor rapidez se ha expandido por los cuatro puntos cardinales del planeta.

Según las últimas cifras actualizadas de la OMS, el mundo acumuló hoy más de 185,5 millones de casos de coronavirus. Además, supera los 4 millones de óbitos. Este abrupto aumento de casos, advirtió, implica que es “un momento peligroso” y está determinado por el avance de la variante Delta. Sin embargo, también informó que pese a este aumento del número de casos, el recuento semanal de fallecimientos cayó al nivel más bajo desde octubre.

El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, manifestó que “actualmente, las variantes (de la enfermedad) están ganando la carrera contra las vacunas debido a la producción y distribución inequitativa”. Y agregó: “también amenaza la recuperación económica mundial. El nacionalismo de las vacunas, donde un puñado de naciones se ha llevado la parte del león, es moralmente indefendible y una estrategia de salud pública ineficaz contra un virus”, insistió.

Tedros hizo una fuerte crítica a los países ricos que están levantando las restricciones debido a sus altas tasas de vacunación: “Como si la pandemia ya hubiera terminado”. “Sin embargo, complicados por variantes de rápida transmisión y una impactante desigualdad en la vacunación, demasiados países de todas las regiones del mundo está sufriendo fuertes aumentos de casos y hospitalizaciones”, concluyó.

Además, volvió a insistir ante los ministros de finanzas del G20 y otros líderes mundiales para que respalden el objetivo de tener vacunado a un 70% de las personas en todos los países para mediados del 2022. Según cifras actualizadas de la OMS a la fecha, el mundo acumulaba hoy 4.011.889 muertes por coronavirus. Así como más de 185,5 millones de casos. El documento detalló que la región europea, que está constituida por 53 estados registró un “fuerte aumento” de un 30% en la incidencia de infección y que en África se calculó un aumento de un 23% en la mortalidad por COVID-19 durante el período.

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Fuente/s:

Editorial Grudemi (2019). Peste negra. Recuperado de Enciclopedia de Historia. [1] Aguilar, Francisco. “Relación breve de la conquista de la Nueva España”. 1977. J. Porrua. México. Ciudad Real, Antonio de. “Tratado curioso y doctor de las grandezas de la Nueva España”. 1976. Universidad Nacional Autónoma de México. México. Díaz del Castillo, Bernal. “Historia verdadera de la conquista de Nueva España”. 1960. Ed Porrua. México. Dobuns, Henry. “Disease transfer at contact”. 1993. Annual Rewiew of. Kubler, George. “Population movements in Mexico 1520 – 1600”. 1942. Hispanic American Hostorical Rewiew 22. Malvido, Elsa. “La primera gran pandemia de viruelas (1520)”. Arqueología Mexicana núm. 101. Demografía colonial del siglo XVI, 1519-1599”. 1964. Obras completas. México. [1] Armus, Diego y Susana Belmartino, 2001, "Enfermedades, médicos y cultura higiénica", en Alejandro Cataruzza (dir.), Crisis económica, avance del Estado e incertidumbre política (1930–1943), Sudamericana, Buenos Aires (Col. Nueva Historia Argentina), pp. 283– 329 Bertolli (Filho), Claudio, 1986, Epidemia e sociedade. A grippe espanhola no municipio de Sao Paulo, tesis de maestría, Departamento de Historia. Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas, Universidad de Sao Paulo, Sao Paulo, mimeógrafo Echeverri Dávila, Beatriz, 1993, La gripe española. La pandemia de 1918–1919, Siglo XXI, Madrid. [1] 1. Meier M. The “Justinianic Plague”: the economic consequences of the pandemic in the eastern Roman Empire and its cultural and religious effects. Early Medieval Europe [Internet]. 2016Aug [cited 2020Apr 2]. 2016;24:267

    Wagner DM, Klunk J, Harbeck M, Devault A, Waglechner N, Sahl JW, et al. Yersinia pestis and the plague of Justinian 541–543 AD: a genomic analysis. Lancet Infect Dis. 2014; 14:319-26. https://doi.org/10.1016/S1473-3099(13)70323-2. Mitchell PD. Human parasites in the Roman World: health consequences of conquering an empire. Parasitology. 2017; 144:48-58. [1] El economista internacional, edición del 7 de julio de 2021.

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