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Monitoreo del aire en ámbitos interiores para restringir la circulación de la COVID-19

Investigadores latinoamericanos se encuentran realizando diversas acciones con el objetivo de asegurar la ventilación.

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Los aspectos más relevantes del artículo

  • Según el estudio español, a los tres meses de la infección casi todas las personas VIH negativas (94%) y el 73% de las positivas tenían anticuerpos IgG detectables contra el SARS-CoV-2.
  • Principalmente, aquellas que habían desarrollado cuadros graves de COVID-19.
  • En cambio, el 60% de las personas VIH positivas que habían tenido síntomas leves no presentaban dichos anticuerpos.
  • Estos hallazgos sugieren que las personas con VIH desarrollan una "inmunización natural" comparable a la de las personas VIH negativas después de recuperarse de la COVID-19.
  • En la investigación realizada en Buenos Aires se indicó que tanto las personas con VIH positivo como negativo tenían un número y tipo similar de células T CD4 y CD8 vírgenes y de memoria.

Una de las principales vías de transmisión del SARS-CoV-2 está constituida por los aerosoles, partículas invisibles que se expulsan con solo respirar y pueden permanecer en el aire desde minutos hasta horas. Por este motivo, investigadores latinoamericanos se encuentran realizando diversas acciones que destacan la importancia de mantener la ventilación y el monitoreo del aire en viviendas, locales, aulas y otros espacios.

Calidad del aire: la alerta de las/los investigadores

Varios científicos de América Latina y el Caribe dirigieron una carta a las autoridades de la región con recomendaciones para mantener una calidad óptima del aire en ámbitos interiores. Sobre todo, públicos.

El texto, publicado en el portal español Aireamos, reúne a un grupo de profesionales y entidades que trabajan de manera voluntaria. El equipo está guiado por José Luis Jiménez, catedrático español en Química y Ciencias Ambientales de la Universidad de Colorado, Estados Unidos. Jiménez postuló, antes que la Organización Mundial de la Salud (OMS), que la ventilación de los espacios era la clave para reducir la propagación significativa de la COVID-19.

La OMS demoró en reconocer los aerosoles como vía de transmisión y puso más énfasis en otros aspectos. Por ejemplo, el contacto con superficies contaminadas y el contagio a través de gotículas, que son partículas más grandes que se expulsan al toser o hablar. De allí, la insistencia del organismo en que la población mundial utilizara cubrebocas en los espacios públicos.

Rubén Piacentini, investigador superior de CONICET en el Instituto de Física de Rosario, Argentina, considera que en Latinoamérica se están implementado medidas para evitar la propagación de la COVID-19 a partir de la inhalación SARS-CoV-2 presente en aerosoles exhalados. Aún así, le afirmó a la Agencia CyTA-Leloir, uno de los firmantes de la carta: “consideramos necesario clarificar detalles que no están bien aplicados y que son necesarios para que las estrategias de prevención tengan buenos resultados”. 

Recomendaciones de prevención

La “Carta a las Autoridades de Latinoamérica y el Caribe relacionadas con la Salud en el contexto de la pandemia de COVID-19” replantea recomendaciones de prevención. También, concede una máxima prioridad a la reducción del riesgo de contagio por inhalación del virus en lugares interiores.

Una de las sugerencias es fomentar el uso obligatorio de barbijos o cubrebocas. Deberían utilizarse de forma constante en lugares de trabajo o estudio interiores a donde se comparta el aire por varias horas. Esto, aún cuando se mantenga la distancia de seguridad de 2 metros entre las personas. Los barbijos deberían estar certificados por organismos oficiales.

Otra recomendación es ventilar los ambientes interiores con aire del exterior, de forma cruzada y distribuida de manera permanente.

Asimismo, sugieren medir los niveles de dióxido de carbono (CO2) en el ambiente. Esto sería para que no se excedieran las 800 partes por millón (ppm) en espacios interiores compartidos o 1.000 ppm si es que existe un buen sistema de filtración del aire. Para lograrlo, se recomienda alcanzar una tasa de ventilación en ambientes interiores de, al menos, 12,5 litros por segundo y por persona. 

También, subrayan la necesidad de asesorar y establecer normas sobre las distintas tecnologías de filtrado y purificación del aire.

¿Cómo saber si la ventilación de aire de un lugar es adecuada o si debería ser mayor?

En Argentina, investigadores y estudiantes de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF) junto con miembros de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), desarrollaron un dispositivo sencillo y de bajo costo que mide la calidad del aire en tiempo real. El aparato tiene un sensor que detecta la concentración de CO2 en el aire. Cuando esta sobrepasa las 1.000 partes por millón (PPM) en un ambiente cerrado, se considera que el riesgo de contagio (si hubiera alguien con COVID) es alto. Entonces, sería necesario mejorar la ventilación del lugar.

“Nuestro objetivo era hacer un detector económico, apto para uso masivo”, le dijo a TSS Lucio Ponzoni, investigador de la UNTREF y la CNEA, y director del proyecto. Y agregó que ese era el rol de su grupo de investigación: “desarrollar tecnologías que se puedan adecuar a nuestras realidades”.

Una tecnología accesible

El dispositivo está construido con bioplásticos e impresión 3D. Tiene la forma de una copa de vidrio con el fin de optimizar el ingreso y la medición del aire. Los investigadores lo diseñaron a partir de modelos computacionales de simulación de fluidos y lo ensayaron en un túnel de viento. En su interior contiene un sensor que realiza la medición y arroja tres resultados.

Si la concentración es menor a 600 PPM, se enciende una luz verde que indica que el riesgo es bajo. Entre 600 y 1.000 PPM, se prende una luz amarilla y la recomendación es ventilar mejor el ambiente. En tanto, si supera las 1.000 PPM, se enciende una luz roja y se emite un sonido. En este último caso se considera que el riesgo de contagio es alto y se recomienda evacuar el ambiente por un breve lapso de tiempo, además de mejorar la ventilación.

“Para programar, utilizamos tecnología Arduino (una plataforma abierta y económica). También desarrollamos un algoritmo que mejora la velocidad y precisión de detección con respecto a otros dispositivos del mercado que usan el mismo sensor”, explicó Ponzoni. Luego, agregó que “el diseño exterior, en forma de copa, junto con el enrejado interno y los orificios radiales, también le dan mayor precisión a la medición”,

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Fuente/s:

Aidsmap.com INBIRS

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