En América Latina son pocos los países que han puesto en marcha campañas de vacunación.
En América Latina se han generado más de 17 millones de contagios y 539.000 decesos en lo que va de la pandemia desencadenada por la COVID-19. La región ha sido particularmente castigada por el virus SARS-CoV-2, que durante el pasado año se ha encargado de poner en tensión a los sistemas sanitarios de los diversos países. En este territorio, lamentablemente, los reportes epidemiológicos del recién iniciado año 2021 no son auspiciosos. Dan cuenta de alarmantes incrementos en el número de casos y configuran lo que algunos difusamente han dado en llamar “segunda ola”. Como en otras partes del mundo, todas las expectativas para controlar la situación están depositadas en la inmunización masiva de la población. Lo que se busca es impactar directamente en la circulación del virus y alcanzar la llamada inmunidad de rebaño por esta vía. Un estatus que ni siquiera los más optimistas ven factible de ser logrado durante el corriente año. Preocupa el limitado acceso de los países a las diversas vacunas para COVID-19.
Hasta el momento solo 5 naciones de Latinoamérica han comenzado las estrategias de vacunación en grupos seleccionados.
“Pensábamos que lo más complejo era desarrollar vacunas, pero no reparamos que luego había que distribuirlas y aplicarlas”, comentan por lo bajo algunos expertos. La frase grafica lo que ha sido considerado un triunfo de la ciencia en 2020, con varias vacunas disponibles de manera acelerada. Además de los interrogantes actuales que emergen para los países de la región, que tienen que ver con cuestiones logísticas que demandan estas campañas de vacunación sin precedentes. Pero también con cuestiones vitales, tales como lograr un adecuado acceso a las vacunas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo solamente 10 países concentran el 95% de las dosis de vacunas administradas hasta el momento.
Pero no solo eso, algunos países desarrollados han adquirido un número de dosis que exceden varias veces el tamaño de la población a vacunar. Un caso extremo que ejemplifica la situación es el de Canadá. Cuenta con disponibilidad para cubrir 5 veces su población actual en condiciones de recibir la vacuna. La mayoría de los países de Latinoamérica, con la excepción de Chile o México, no han cerrado aún acuerdos con los distintos fabricantes de vacunas que permitan asegurar dosis suficientes para vacunar a toda la nación.
La baja disponibilidad de vacunas amenaza con ensanchar la brecha sanitaria que existe con respecto a los países desarrollados. La limitada capacidad de negociación de los Estados, con sistemas sanitarios fragmentados y crónicamente desfinanciados, se hará notar.
Según pronostican algunos expertos, de mantenerse esta tendencia, solo 1 de cada 5 personas recibirá una vacuna contra COVID-19 en América Latina durante 2021.
Lamentablemente, son pocos los Estados que han dado comienzo a campañas de vacunación en la región. Por el momento, en ese selecto grupo se encuentran: México, Costa Rica, Chile, Brasil y Argentina. Si se tiene en cuenta el total de dosis ya administradas en estos países y se lo compara con lo sucedido en naciones desarrolladas, es factible dar con notorias diferencias.
En los Estados Unidos, se administraron más de 12 millones de dosis. Una cifra muy distante de las poco más de 470.000 dispensadas en México, o las 200.000 aplicadas en Argentina. En ambos países latinoamericanos la prioridad es el personal sanitario.
Recientemente, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, advirtió que la distribución desigual de las vacunas para COVID-19 no hará otra cosa que prolongar la pandemia mundial. En ese sentido, Antonio Guterres, secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), manifestó que “el COVID-19 no se puede vencer en un país a la vez”. Ambos apuestan a estrategias coordinadas en escala global, superadoras y totalmente alejadas de la fiebre nacionalista desencadenada por las inmunizaciones. Remarcan la necesidad de dar un empuje a programas destinados a permitir un acceso más equitativo a las vacunas, tales como la colaboración COVAX. Dicha iniciativa se había fijado como meta inicial distribuir 2000 millones de dosis de vacunas hacia fines de 2021.
Los expertos coinciden en que los retos para América Latina en los próximos meses serán importantes. Se deberá lidiar con la geografía de la región, adecuar la infraestructura, capacitar al personal sanitario e incrementar la confianza de la población en las nuevas vacunas para COVID-19.
Pero, primordialmente, se tendrá que contar con un suministro de dosis adecuado para la misión. “La ciencia está teniendo éxito, pero la solidaridad está fallando”, comentó Guterres.
OMS OPS AMNISTIA INTERNACIONAL
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