Cada 21 de febrero se conmemora el Día del Médico Ecuatoriano, por ello resulta necesario reflexionar sobre los motivos que han generado un déficit de médicos en el país.

En América Latina, la pandemia de COVID-19 ha puesto de manifiesto un problema del sistema de salud que ya era una preocupación latente. Esto es la escasez de médicos especialistas, principalmente de intensivistas, quienes resultaron indispensables para el manejo de pacientes ingresados en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) con déficit respiratorio a causa de la infección por conoravirus.

En Ecuador la situación es un poco más compleja ya que, además de médicos especialistas, faltan médicos en general.

Dato de la OMS

La Organización Mundial de la Salud (OMS), en su documento Atlas de Salud Mundial, ha señalado que los problemas generados por la “escasez  de personal sanitario, su distribución geográfica desigual y los desequilibrios de la distribución de sus aptitudes suponen importantes obstáculos a la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) relacionados con la salud”.

Por este motivo, ha establecido como necesario un mínimo de 23 médicos por cada 10.000 habitantes para prestar servicios esenciales.

Al respecto, el medio Ecuador Chequea ha informado que según el documento Indicadores Básicos situación de la Salud de las Américas 2017 de la OMS, Ecuador cuenta con 20.4 médicos por cada 10.0000 habitantes. Es decir, 2.6 puntos porcentuales por debajo de los parámetros establecidos por el organismo mundial.

¿Los jóvenes ya no eligen la carrera de medicina?

Según la pedagoga Rosa María Torres del Castillo, en Ecuador, cada año, 133.000 jóvenes no logran acceder a la universidad pública porque no pueden superar el examen de cierre del bachillerato y admisión en la universidad. Entre aquellos que tienen buenos resultados en la evaluación, Medicina figura como una de las tres carreras más elegidas. Además de Administración de Empresas y Derecho.

Sin embargo, una vez en la carrera, los jóvenes deben superar otra gran problemática de la educación superior: la deserción. Datos del Consejo de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior (CACES) indican que más de un 90% de las facultades de Medicina presentan tasas de eficiencia terminal menores al 80%. Y, de este porcentaje, las tasas de graduación están por debajo del 50%.

Factores determinantes

En una entrevista brindada a Edición Médica en 2016, Alfredo Borrero, decano de ese entonces de la Facultad de Medicina de la Universidad de Las Américas (UDLA), comentó que existen varios factores por los cuales los estudiantes no concluyen sus estudios: uno es el económico.

Por ello, esa universidad brinda diversos tipos de apoyo en este aspecto. “Estudiar esta profesión es un proceso largo, nosotros como facultad brindamos ayuda a los estudiantes que lo necesitan, tratamos de incentivarlos con programas de becas para que puedan terminar su carrera. Conversamos con ellos y llegamos a una solución”, señaló Borrero.

El segundo factor determinante es haber escogido la carrera equivocada. En este sentido, Alberto Narváez, docente de la Facultad de Medicina de la Universidad Central del Ecuador (UCE), ha indicado que “en primer año es cuando más estudiantes se van, luego conforme avanzan es menor el abandono”.

Para aportar herramientas que les permitan a los estudiantes orientar mejor su elección, la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt) implementó en 2021 una nueva prueba de admisión a la universidad, llamada Transformar, que incluye un test de orientación vocacional, en el que cada postulante podía ubicar las carreras más afines a los resultados obtenidos en la prueba, es decir, a sus aptitudes.

Otro problema vinculado a la formación tiene lugar entre los médicos que concluyeron la carrera de grado, pues en el país no existe una gran oferta académica de especializaciones. Como consecuencia, Ecuador atraviesa un déficit de alrededor de 5.000 especialistas en diferentes ramas de la Medicina.

¿Cuál es el nivel de satisfacción de los médicos con su profesión?

En 2017 se llevó a cabo una encuesta aplicada a más de 600 médicos en tres hospitales públicos, la cual encontró que los profesionales estaban muy motivados por su trabajo, pero totalmente insatisfechos con ello.

Según Jaime Ocampo, director de ese entonces de la Escuela de Salud Pública de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) y autor de la investigación, los médicos que trabajaban en el sector público se encontraban motivados con su trabajo. “Tienen 84 puntos sobre cien de motivación”.

No obstante, en una escala del 1 al 100, presentaban un 33% de insatisfacción. Esta insatisfacción estaba causada por el ambiente laboral, la falta de equipamiento, los bajos salarios y la relación con los superiores.

A fines de 2020, cuando la pandemia de COVID-19 estaba en su punto máximo, la insatisfacción alcanzó también su clímax. En ese momento, 2.000 trabajadores de la salud renunciaron a sus cargos dentro del sistema de salud público. Frente a esta situación, el Gobierno aseguró que tal renuncia se había debido a que los profesionales querían trasladarse al ámbito privado. La versión fue refutada por especialistas de la psiquiatría que se encontraban realizando un estudio sobre las causas de las renuncias del personal de salud en Ecuador.

En este aspecto, los profesionales señalaron que los médicos estaban abandonando sus funciones para dejar de ejercer la profesión porque no se sentían protegidos por el Ministerio de Salud. Además, porque ya no toleraban los retrasos en los pagos y la falta de equipos de protección en los centros de salud.

¿Qué ha hecho el Estado para revertir esta tendencia?

En 2013, la lista Best and Worst de la agencia de información Bloomberg, ubicó al Sistema Público de Salud ecuatoriano en el puesto número 20 a nivel mundial, en cuanto a su eficiencia. Así, se posicionaba en segundo lugar, entre los países latinoamericanos, después de Chile.

En ese entonces, el MSP comentaba que aquella excelente performance se había debido a varias acciones: construcción, remodelación y ampliación de hospitales y centros de salud a nivel nacional. Además del equipamiento de los centros de salud con tecnología de punta; ampliación de la jornada laboral de los profesionales públicos de la salud a 8 horas diarias y el aumento en las remuneraciones, entre otras.

Sin embargo, apenas cinco años después, en 2018, el país cayó 23 posiciones dentro del mismo ranking, para ubicarse en el puesto número 43. No se encontraron datos sobre la posición alcanzada el año pasado. Pero el manejo de la crisis sanitaria permite suponer que se ha distanciado aún más del podio.

En 2020, las imágenes de cuerpos de personas fallecidas en las calles de Guayaquil se multiplicaron en todo el mundo. Como consecuencia, el entonces vicepresidente del Ecuador, Otto Sonnenholzner, señaló que se tomarían una serie de medidas para revertir esa situación. En particular, el aumento del número de camas en hospitales públicos, facilidades para realizar pruebas diarias de detección del virus, contratación de nuevo personal médico y disponibilidad de insumos de protección para dicho personal.

Resultados de las medidas del Estado

No obstante, las medidas para contener el desgaste y la invisibilización de la extenuante labor diaria de los médicos resultaron insuficientes. Por eso, resulta indispensable, hoy más que nunca, el reconocimiento a los profesionales de la salud ecuatorianos y el aumento del presupuesto al sector sanitario.

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