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ACTUALIDAD

Redefinen a la enfermedad del hígado graso no alcohólico

Desde la Asociación Latinoamericana para el Estudio del Hígado promueven cambios nosológicos para la enfermedad del hígado graso no alcohólico.

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Los aspectos más relevantes del artículo

  • La Asociación Latinoamericana para el Estudio del Hígado considera necesarios cambios en la nosología de la enfermedad del hígado graso no alcohólico.
  • Proponen la redefinición de esta patología en base a criterios clínicos positivos e independientes del consumo de alcohol.
  • La modificación impactaría en la práctica clínica diaria. Pero también facilitaría el diseño de políticas sanitarias y la investigación en esta patología en los diversos países de la región.

Algunas estadísticas en América Latina reflejan un notorio aumento en el número de pacientes que padecen la enfermedad del hígado graso. El citado incremento ha sido fundamentalmente vinculado a casos no directamente relacionados con el consumo de alcohol. Otros factores de riesgo -también en aumento en la región- tales como el sobrepeso, sedentarismo o diabetes tipo II, han sido asociados con este fenómeno. Los pacientes sufren lo que desde hace tiempo se ha dado en llamar enfermedad del hígado graso no alcohólico. La padece alrededor de un 30% de la población en la región. En un reciente consenso, publicado en la revista The Lancet Gastroenterology & Hepatology, se propuso un cambio en su denominación. También se promovió la redefinición de criterios para diagnosticarla en Latinoamérica.

Nuevo abordaje para la enfermedad de hígado graso

Los responsables del citado trabajo son integrantes de la Asociación Latinoamericana para el Estudio del Hígado (ALEH). Consideran más adecuado denominar a este trastorno como hígado graso asociado a disfunción metabólica. Dicha modificación reflejaría mejor los mecanismos fisiopatológicos involucrados en la enfermedad. Permitiría, en definitiva, jerarquizar los determinantes metabólicos que la desencadenan.

Para los especialistas, el término enfermedad del hígado graso no alcohólico no refleja la heterogeneidad de la patología. Invisibiliza la delicada interrelación que tienen diversos factores tales como: edad, sexo, estilo de vida, niveles hormonales, predisposición genética y condiciones metabólicas, entre otros. Agrupa de manera errónea a pacientes con evolución y pronósticos muy diferentes. Sería, además, responsable de los fracasos que han tenido en ensayos clínicos algunos fármacos diseñados para tratarla.

En la actualidad, el diagnóstico de esta patología es de exclusión. Como primera medida, requiere descartar en los pacientes un consumo significativo de alcohol y la presencia de otras etiologías responsables de esteatosis hepática y hepatopatía crónica. Generalmente, necesita de la derivación a un especialista y la solicitud de numerosos estudios complementarios para llegar a él. Demanda la utilización de recursos humanos y técnicos no siempre disponibles en todos los ámbitos sanitarios de América Latina.

Desde la ALEH creen que la redefinición de esta patología en base a criterios clínicos positivos e independientes del consumo de alcohol, permitirá procesos diagnósticos más sencillos. La nueva nosología habilita a pensar en hígado graso asociado a disfunción metabólica cuando existe la presencia de esteatosis hepática. Además de alguno de los siguientes criterios adicionales: sobrepeso u obesidad, diabetes tipo II o evidencias de disfunción metabólica (hiperlipemia, hipertensión arterial, prediabetes, entre otras).

Alinearla con otras enfermedades metabólicas

Según la ALEH, la adopción de los citados criterios permitirá una mejor identificación de pacientes con posibilidades de evolucionar a fibrosis hepática. Un dato no menor, si se tiene en cuenta que en Latinoamérica existe una notoria relación de este trastorno con el carcinoma hepatocelular. O con la necesidad de un trasplante hepático.

El abordaje propuesto se caracteriza por su simpleza y costo-efectividad. En la práctica clínica diaria no requiere de especialistas en hepatología, ni de una multiplicidad de estudios para llegar a un diagnóstico. Permite una rápida detección de aquellos pacientes con mayor riesgo de desarrollar complicaciones. Asegura una pronta derivación a un especialista para su manejo en caso de ser necesario.

Pero, además, la modificación impactaría positivamente en otras áreas. Alinear al hígado graso con otras enfermedades metabólicas facilitaría el diseño de políticas sanitarias y la investigación en esta patología en los diversos países de la región. El término hígado graso asociado a disfunción metabólica y los nuevos criterios clínicos parecen haber despertado entusiasmo.

Para los integrantes de la asociación, son necesarios nuevos estudios con perspectiva local. Permitirán arribar a nuevos consensos en América Latina y evaluar el rol de la medida a la hora de mejorar la salud de las personas.

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Fuente/s:

The Lancet Gastroenterology & Hepatology

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